Por Mauricio Nolo Pedrat
Es una tendencia mundial que llegó a la Argentina. Particulares suben proyectos a sitios especializados y encuentran quienes los financien. A cambio les piden porcentajes de ganancias u otras condiciones.

14/05/12

En Estados Unidos y Europa es furor. Y llegó a la Argentina: el crowdfunding o financiamiento colectivo ya logró que más de 130 emprendedores argentinos estén financiando sus proyectos artísticos y productivos a través de Internet, gracias a la colaboración de socios desconocidos.

En sólo ocho meses, ya cuatro páginas web que proponen el sistema desembarcaron en el país. Funcionan como una comunidad de compra anticipada , con un sistema de recompensas que le permite a quien aporta llevarse algo a cambio. Idea.me y TuMecenas.com son los más activos, y los que han logrado conseguir la mayor cantidad de financiamientos exitosos. También existen Bananacash.com.ar y Proyectanos.com. Estos portales consiguieron aportes de sus comunidades que superan los 500.000 pesos, y ya lograron que 21 proyectos recaudaran toda la inversión necesaria y más de un centenar estén en pleno proceso para llegar a ese objetivo. Hay iniciativas de todo tipo.

En la Argentina no hay nadie que te financie si tenés una idea o un sueño. Algo que se te ocurrió a vos, tu primo o a tus amigos”, señala Guido Tenenbaum, titular de TuMecenas.com. Mariano Suarez-Batttan, director de Idea.me, agrega que “la idea no es generar una sensación de ‘pobrecitos, vamos a ayudar’, sino que hay alguien que está tratando de hacer algo que es su pasión, y uno tiene la libertad de apoyarlo. Ya sea por ayudar a esa persona o porque está proponiendo algo interesante y uno lo quiere tener”.

El sistema ofrece a los usuarios la posibilidad de aportar sumas de dinero. A cambio, los ideólogos ofrecen recompensas de todo tipo, y en ese sentido apelan a la creatividad. En el caso de Juana Isola, que busca producir zapatos de formato clásico con diseño moderno bajo la marca Banana Fish, el productor –como llaman a quien colabora económicamente– puede comprar desde creaciones exclusivas hasta dibujos y cuentos de puño y letra de su creadora. Juana explica: “Busco mostrar que, desde la marca, se considera que el que usa Banana Fish es una persona a la que le gusta el arte”.

Los portales ya recibieron más de 840 propuestas, pero no todas prosperaron. Los administradores se ocupan de hacer un seguimiento previo y averiguaciones, ya que los proyectos deben cumplir ciertos requisitos para evitar la difusión de ideas inviables. Y para evitar también que los aportes de los productores sean utilizados en fines que no tengan que ver con el objetivo inicial, los portales no entregan ninguna suma de dinero a proyectistas que no hayan alcanzado la meta del 100% del monto solicitado. El sitio cobra por la gestión una comisión promedio del 5% del total recaudado, sólo en los casos exitosos.

Lucía Suarez-Battan, también directora de Idea.me, explica que el presupuesto mínimo son 2.000 pesos y que no se incluyen ganancias. “Son lo indispensable para poder concretar la idea. Hay que pensar que el emprendedor gana el cien por ciento de la venta de lo que produzca, porque esa producción tuvo un costo cero ”, detalla. En el caso en que no se alcance la meta, los aportes se devuelven a los productores que colaboraron con esa iniciativa.

El financiamiento colectivo también permite conseguir sumas superiores a las necesarias, ya que los sitios no cierran el proyecto al momento de alcanzar la meta, sino que respetan el tiempo de exposición en todos los casos (55 días). Alfredo Casero, por ejemplo, consiguió el apoyo de más de 1.200 personas que aportaron 25.000 dólares, 3.000 más de los que necesitaba para su película (ver Desde poner…). El actor, que colabora con otras ideas de los portales y se convirtió en el referente local del crowdfunding , tiene una visión propia del sistema: “ Si la idea es buena, la gente pone plata; si no, no.

No tiene que ser un ‘debés poner plata porque a otro le falta’, porque para eso hay otros carriles”.

Además de financiación, los portales de crowdfunding ofrecen difusión y publicidad de los productos que se proponen en sus páginas. Un excelente canal de comunicación, si se considera que ya reciben más de 10.000 visitas diarias. Parece que el financiamiento colectivo llegó para quedarse y para darles a los creativos la oportunidad de concretar proyectos que, de otro modo, les serían inalcanzables.

Desde poner un local a filmar una película, todo es posible

Para Casero, es “un modo de que la gente se sienta parte”. Otros casos exitosos.

Si los únicos que quieren que haga la película son los que me lo piden, que compren la entrada por adelantado y la hacemos con ese presupuesto. Si juntamos más, hacemos algo mejor”, relata Alfredo Casero, actor, músico y ahora cineasta. Con su equipo está rodando “Cha3Dmubi”, “un gran programa de ‘Cha Cha Cha’ de dos horas”, como la describe.

Alfredo se propuso llevar el mítico ciclo televisivo a la pantalla grande sin recurrir a las vías de financiamiento clásicas . En el proceso, conoció el sitio Idea.me y allí instaló el proyecto, que reunió el 113% del presupuesto. Y él se convirtió en el emblema local del crowdfunding: “Es una buenísimo el papel de las redes sociales. La gente se pone el nombre de la película en su foto de perfil, otros se comprometen de alguna manera y quieren estar. Lo toman como un hecho histórico desde el punto en que sienten que son parte, que hicieron algo que ayudó a que ‘Cha3Dmubi’ exista”. Después de esta primera exitosa experiencia, tiene pensado editar así un disco y un libro. “No es que para la película no quería el apoyo oficial por alguna animosidad. Fue porque no tengo ni la capacidad ni la paciencia de ir a explicarle mi idea a alguien y bajarle todo el contenido. Mi idea es mía”, sentencia.

La actriz Sofía Elliot coincide con Casero. Se hizo conocida en 2008 cuando integró el elenco de la telenovela “Vidas robadas”. Allí ella interpretó a una chica que era captada por una red de trata, personaje inspirado en Marita Verón. Hoy está trabajando en la serie web “Mamá soy gay”, que busca contar las diferentes reacciones de los padres al escuchar esa frase de boca de sus hijos. “La financiación colectiva te permite lograr tu idea sin ir a un productor tradicional que manosee tu proyecto para darte el dinero”, señala. La serie, además de financiarse gracias a Internet, se emitirá en ese soporte. “La idea de hacerlo por la Web es lograr la participación activa del público. Es decir, que la gente puede contar su historia y nosotros vamos a poder elegir las mejores para producir nuevos episodios”, detalla Sofía. También, confía la actriz, al no existir la competencia de la televisión tradicional se evita “que un proyecto bueno mate a otro”. El crowdfunding obligó al equipo de “Mama soy gay” a ir más allá de lo previsto. “Una mujer apoyó el proyecto desde Suiza. Si no subtitulamos la serie, ella no habría aportado. Esto nos obliga a salir al mundo e integrar a todas las comunidades”, destaca Elliot.

Otro artista que también pudo concretar su proyecto es el dibujante Paio. Hace un tiempo se propuso contar un chiste por día en su blog “Cada día una copita”. Lleno de dudas, y casi convencido de que no iba a poder con tamaña obligación, se demostró que sí podía. “Al final lo tomé como un estilo de vida, algo que necesitaba hacer”, cuenta. Alentado por las buenas críticas, una vez cumplido el año se decidió por seguir: ya lleva más de cuatro años dibujando todos los días, y 1.100 dibujos en línea. “Ahí vi la posibilidad de hacer un libro, pero no era nada fácil el tema de las editoriales . Si bien había buena onda, nunca surgió nada concreto”, dice. A punto de desistir, conoció el crowdfunding y consiguió los 6.300 dólares que había pedido para imprimir las primeras mil copias, que llevó a la última Feria del Libro.

Todas estas experiencias positivas impulsaron a Agustina Taiella a buscar en la red el financiamiento que necesita para expandir su negocio, En Orden, que desde hace cuatro años produce cajas para zapatos apilables. Ahora busca ampliar su presencia en el mercado con la apertura de un local de venta al público. “Ponerse a buscar sumas grandes de dinero hoy es complicado. Sin embargo, si uno suma fuerzas es mucho más viable . Es una manera de incorporar gente al proyecto y que esa gente pueda colaborar a través de una entidad reconocida, además de sentirse parte de lo que hacés”, cuenta Taiella. Con el 30% de los 4.000 dólares que pidió en su haber virtual, Agustina cree que es más difícil alcanzar la meta cuando no se tiene un “trasfondo social o cultural”, pero confía en que va a poder alcanzar su idea. Esta emprendedora cree que el crowdfunding debería tener “una vuelta un poco más comercial. La gente se entusiasma cuando ve algo más social, pero debería puntualizarse más el hecho de que los productores ganan algo cuando apoyan a los proyectos, que no es sólo ayudar o donar para una causa”.

Un fenómeno exitoso en Estados Unidos y Europa

Crowdfunding, financiamiento colectivo, financiación de la multitud, mecenazgo: bajo estas expresiones se engloba la misma tendencia que se está expandiendo en la Argentina y en el mundo.

En Estados Unidos y en Europa –en especial en España– la crisis económica disparó los portales de crowdfunding como una alternativa de financiamiento para proyectos productivos. En todos los países, el sistema funciona de la misma manera: la gente sube su iniciativa a un portal, los productores las financian pagando con tarjeta u otros medios electrónicos de pago, el sitio cobra un porcentaje y entrega el dinero a quienes lograron el objetivo.

Pero la idea de sumar voluntades viene de mucho antes de la crisis, y antes de las redes sociales también. El financiamiento colectivo tiene su primer antecedente en 1997, cuando el grupo de rock británico Marillion logró financiar una gira con aportes de sus fans. Ya en la década pasada, la industria del entretenimiento empezó a tomar nota de su potencial y varias películas se filmaron así, como la francesa “Lugar para ayer” y la española “Los amores difíciles” (de la ganadora del Goya Lucina Gil).

Pero la primera plataforma virtual para reunir productores y proyectistas se creó en Estados Unidos 2009 con Kickstarter. Desde entonces, se sumaron otras más, como Lanzanos y Verkami. En algunos países, las hay de temáticas específicas: las italianas Zooppa y Nextstyle se dedican a la publicidad y a la moda, y en Brasil hay una exclusiva para proyectos relacionados con contenidos eróticos.

La mayoría de los sitios internacionales son muy exitosos. El pionero Kickstarter, por ejemplo, es el más convocante: cerró 2011 con 11.836 proyectos financiados (frente a 3.910 en 2010), 76 millones de euros recaudados y 30,6 millones de usuarios.

Una “foto del mundo” con la ayuda de la Web

Imagine tener la posibilidad de ver qué ocurre en cada punto del planeta durante un día. Es difícil, pero no imposible. Eso es lo que propone la fundación sueca Expressions of Humankind: la premisa es que gente de todo el mundo tome hoy una fotografía de su lugar y la cuelgue en Internet , en el sitio www.aday.org.

La titánica muestra de imágenes se mostrará completa por Internet, y una selección de capturas formará parte de un libro que se publicará en octubre y de una exposición. Desde Expressions of Humankind aclaran también que ninguna imagen subida al sitio será utilizada con fines comerciales.

La consigna para los interesados es tomar fotos basados en tres categorías principales: casa, trabajo y conexiones . En cuanto a las habilidades requeridas para participar del “Picture Today, Inspire Tomorrow” (fotografía hoy, inspirá el mañana), no es necesario ser fotógrafo profesional. El sitio web invita a “profesionales, amateurs, escolares, agricultores, fans de las redes sociales, astronautas, trabajadores de oficina y vos”. Tampoco es necesario contar con una cámara especial, ya que pueden subirse fotos captadas con el celular.

La misión de esta “foto del mundo” es contrastar las diferentes culturas, costumbres y formas de vida de cada comunidad del mundo en un mismo lugar, y que esa información visual quede a disposición de las generaciones futuras. La iniciativa cuenta el apoyo de varias organizaciones, como la Cruz Roja sueca, que invitó a sus equipos a participar del proyecto.

Fuente: Clarin

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