Ciberacoso
Los jóvenes jamás deben dar contraseñas ARCHIVO

25/06/2013

Los padres deben controlar Internet y las redes sociales, no prohibirlas.

Internet es una herramienta de provecho para toda la familia. Pero cuidado. Si no se cuidan las actividades de los pequeños de la casa pueden surgir escenarios no deseados. Ciberacoso, robo de información, correo no deseado (spam) y contenido sexual son los más comunes.

El dolor de cabeza de muchos padres es qué hacer cuando los hijos empiezan a curiosear en la web. Por un lado, es inevitable no usar Internet. En el otro extremo, hay serios riesgos a tomar en cuenta.

La compañía de seguridad informática Eset publicó una Guía para padres de proyección infantil en Internet con el fin de que los niños y adolescentes puedan aprovechar al máximo la web sin riesgos.

El consejo: no prohiba el uso de Internet ni elimine las cuentas de las redes sociales de los hijos. Si hay algo que saben los jóvenes es de computación. Prohibir puede hacer que estos actúen a ocultas.

Solo 11 % de los menores de edad le confían información a sus padres sobre sus actividades en Internet, según un estudio de Eset realizado en el continente latinoamericano. En contraste, 16% aseguró haber chateado con desconocidos y 36% han sido víctimas de ciberacoso o han estado expuesto a contenido sexual.

Por edades

A medida que los jóvenes crecen, sus necesidades cambian. Surgen nuevos intereses relacionados con la computación e Internet, como la creación de cuentas en Facebook y Twitter o la publicación de fotos. Los padres deben establecer un criterio de acuerdo a los rangos de edad de sus hijos.

Menos de 10 años. Si son menores a esa edad es aconsejable definir el uso de Internet: supervisar el número de horas y fijar horarios permitidos. Explicar que la web es una herramienta tanto de educación como de entretenimiento.

Se deben mantener actualizados los antivirus y las herramientas de control parental. Monitoree el historial de navegación: si ha sido eliminado, es un buen motivo para conversar con su hijo.

Entre 11 y 14 años. Si ya es más grande, al chico se le debe instruir sobre no compartir información personal como direcciones, teléfonos e instituciones a las que asistan. Debe saber que no todo lo que aparece en Internet es cierto.

Revise las configuraciones de privacidad en las redes sociales. Si no sabe cómo hacerlo, hay muchos tutoriales en la web que explican cómo hacer seguro una cuenta de Facebook o Twitter.

Más de 15 años. Si se trata de un adolescente sobre los 15 años, se le debe instruir acerca de la importancia de las contraseñas: no dárselas a nadie, ya sea por Internet o personalmente, salvo a los padres en caso de que sea necesario.

Los ciberacosos deben ser informados inmediatamente. La recomendación es que no se contesten ni se eliminen los mensajes, ya que sirven de evidencia. Las transacciones financieras en línea son para los adultos. El joven puede participar en compras por Internet siempre que se realice de forma prudente y supervisado por los padres.

CUATRO SUGERENCIAS

  • Utilice herramientas de control parental: estos servicios están disponibles en muchos navegadores e incluso en consolas de videojuegos como Nintendo Wii y Xbox 360. Instruir a los niños y adolescentes de la casa que, además, no hay que enviar información confidencial por Internet. Ninguna empresa debe pedir información por correo electrónico.
  • No contestar ni eliminar mensajes de acoso: en caso de que los hijos reciban mensajes de acoso por Internet, es necesario instruirlos a no tomar represalias pues eso es lo que busca el atacante. En caso de repetirse la acción, notificar a las autoridades correspondientes. Los mensajes pueden servir de evidencia.
  • No todo lo que se ve en línea es verdad: los hijos deben ser conscientes de que no toda la información que se distribuye en la web proviene de una fuente confiable. Internet se ha convertido en un espacio para publicar opiniones de cualquier tipo. Se debe ser muy cuidadoso a la hora de recurrir a esos contenidos.
  • Comunicación abierta: la comunicación que se tenga con los hijos juega un rol clave en la seguridad. Resulta mucho más productivo animarlos a comentar sus miedos e inquietudes que reprimirlos con sanciones. Que se mantenga un buen clima y un diálogo abierto, tanto en Internet como en la vida real, puede ser la clave del éxito para el bienestar.

Fuente: El Universal

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