Artículo original publicado el 22 de abril por Alexis Burgos en Datta Magazine

La firma digital de un documento nos permite ahorrarnos la necesidad de estar frente a una autoridad certificante para validar nuestra autoridad. Y es fácil, segura y económica cuando no gratuita. Veamos cómo aprovecharla.

firma electronicaLuego de escribir o completar un documento importante -un contrato de alquiler, por ejemplo- lo firmamos. Esa firma solemos hacerla frente a las demás partes con las que, en nuestro ejemplo, firmamos el contrato. En el caso de que así no lo hiciéramos, de hecho, debemos acercarnos a una autoridad que certifique nuestra identidad, como un banco o una comisaría, o directamente firmar ante escribano para que éste certifique que somos, en efecto, los firmantes.

Más allá de las incomodidades menores que este proceso pudiera generarnos, e inclusos de los costos de autenticación, siempre que nos encontremos en una ciudad compatible resolver la certificación de una firma puede no ser un problema. Ahora bien, ¿qué pasa si firmamos con cierta asiduidad contratos desde el exterior, o si realmente nos resulta un problema movilizarnos para certificar nuestra identidad?

Las firmas digitales son nuestra solución en estos casos. Las podremos generar con un par de clics, y en todos los casos serán suficientes -siempre que la otra parte las acepte: dinosaurios hay en todas partes- para cualquier documento. Lo cual, claro está, nos ahorrará movernos del sillón más cómodo de casa para cerrar tratos y negocios.

Firmas digitales

Una firma digital es un sistema criptográfico que permite certificar para quien recibe un documento que quien lo envió es quien dice ser, y que el texto o la estructura del documento no se alteró luego de su firma. Por lo tanto, una firma digital certifica la integridad del mensaje y la identidad de su creador. Se usa, por tanto, para evitar falsificaciones y manipulación de contenidos además de para, como ya dijimos, cerrar negocios y contratos.

Todos los sistemas de firma digital incluyen al menos cuatro componentes. El primero es el algoritmo de generación de firma digital, que supone la existencia también de un algoritmo de verificación de firma digital. Estos algoritmos suelen utilizar una clave compartida de características remotamente similares a las que utiliza un sistema de autenticación WPA2 para Wi-Fi. A la vez, todos los sistemas incluyen un mecanismo de generación de la firma misma, que es el que le da forma y la incluye en el documento. El último componente siempre disponible es el proceso de firma digital, que es el que formatea los datos que el firmante completa para validar su identidad.

Cómo firmar

Para firmar digitalmente un documento necesitamos una aplicación o servicio web capaz de certificar nuestra identidad, a la que también debe poder acceder el destinatario del documento. Word y Excel, como componentes de la suite Microsoft Office, son capaces de firmar un documento, como también lo es el lector de PDF Adobe Reader XI. En el caso de que trabajemos con otras aplicaciones o de que las partes no acepten como válidas las firmas de estas aplicaciones existen también servicios web como DocuSign que pueden hacer el trabajo por nosotros.

En Datta Magazine pueden leer un tutorial explicado paso a paso sobre cómo firmar digitalmente y cómo aplicarlo a sus documentos.

Fuente: Datta Magazine

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