En enero de 2012 Megaupload cerró sus puertas. Mientras el mundo se debatía por la propiedad intelectual de los contenidos de la Red, Taringa! y Cuevana enfrentaron durante 2012 sendas causas judiciales.

En el lado oscuro -ese que a veces nos negamos a ver por no sacrificar la comodidad-, el alojamiento en la nube es uno de los triunfos de una sociedad que confía demasiado en la tercerización de servicios -el mentado outsourcing-.

El nuevo servicio que reemplazará a Megaupload ofrecerá un sistema de cifrado para que la empresa no conozca qué es lo que contienen sus servidores.

El impacto de la postergación de SOPA, PIPA, el «apagón» virtual y la batalla contra el servicio para compartir archivos cambiaron el escenario en el mundo de las nuevas tecnologías y la propiedad intelectual.

En plena lucha contra la piratería y luego del cierre de Megaupload, uno de los principales sitios del mundo que alojaba música y video, en Argentina se mantuvo estable el volumen de datos bajados.

En medio de un ciberescándalo, y cediendo a presiones de la industria tecnológica y de millones de usuarios, tuvieron que postergar las votaciones sobre dos leyes contra la piratería en Internet.

El sitio fue acusado por el Departamento de Justicia de USA y vinculado a una megared investigada por extorsiones, lavado de dinero y violación de los derechos de propiedad intelectual.

Cerrar Megaupload en medio de una operación con aspecto de película de James Bond es como intentar apagar fuego con gasolina. Una auténtica provocación, un incentivo.

El Departamento de Justicia de los EEUU llevó a cabo «una de las mayores acciones vinculadas con derechos de autor» en ese país. La medida contempla el cierre de varios sitios asociados.

El Departamento de Estado de EEUU, junto al FBI, ha clausurado Megaupload y detenido a sus responsables por conspiración para cometer un crimen y violación de la propiedad intelectual.