Puede traer consecuencias inesperadas; en el país hay mecanismos legales para defenderse.

Encontrar un usuario que haya leído el documento de «términos y condiciones de uso» al registrarse en una red social en Internet es casi tan extraño como hoy en día dar con una persona que no tenga casilla de e-mail .

Sin embargo, el simple y aparentemente inofensivo acto de firmar digitalmente el engorroso documento puede traer consecuencias impensadas a los usuarios.

«Tuvimos el caso de una chica que pidió licencia por enfermedad en su trabajo, pero todos los fines de semana se la pasaba de fiesta en fiesta y subía sus fotos a Facebook. Cuando sus jefes vieron las fotos, la echaron», relata Pablo Palazzi, abogado especialista en derecho informático y profesor universitario.

«Es cierto que para muchos no estar en una red social significa estar aislado del mundo, pero la gente es poco cuidadosa y se registra en los sitios sin leer los términos y condiciones de uso», opina Palazzi. Y aclara: «Al aceptar esos términos se ceden ciertos derechos de propiedad y de privacidad. Por eso, ante un eventual problema, la responsabilidad no es del sitio, sino de la persona que subió la información voluntariamente».

«Lo cierto es que al subir cualquier contenido a una red social como Facebook, MySpace o Hi5, por ejemplo, el usuario cede los derechos de propiedad intelectual de su fotos, videos o información personal, y los pone en manos de la empresa», explica Palazzi.

Sin embargo, el desamparo no es total en la Argentina. Según la ley 25.326 de protección de datos personales, una persona tiene derecho a acceder y a corregir la información propia que se encuentre almacenada en una base de datos.

Además, la ley estipula que cuando la información deja de ser útil para el fin con el que había sido recopilada debe ser borrada de la base. «Igualmente, en la Argentina, por ahora, nadie llegó a esa instancia judicial», aclara Palazzi.

Otro aspecto por tener en cuenta es el eventual conflicto de derechos en entre dos países: en Estados Unidos, donde nacieron y están asentadas las oficinas de la mayoría de las redes sociales, no hay una ley de defensa de datos personales tan estricta. Su legislación es más flexible porque se basan en que la libertad de datos alienta el comercio electrónico.

Publicidad contextual

Otra de las incógnitas del mundo virtual es el uso que en un futuro se le dará a lo que hoy se transformó en una formidable base de datos, con características personales, gustos y preferencias de cientos de millones de potenciales compradores.

Hoy en Internet es moneda corriente la publicidad contextual: se trata de anuncios dirigidos en forma segmentada a usuarios determinados, que son identificados por los rastros que dejan al navegar por la Red. Por eso es habitual que, por ejemplo, un fanático del tenis se tope con anuncios de raquetas mientras mira las fotos de sus amigos en una red social.

Pero no son pocos los usuarios que todavía se sienten invadidos cuando una publicidad coincide tan exactamente con su perfil. «Hay gente que sospecha de la publicidad contextual. Lo que no sabe es que al registrarse en un sitio aceptaron que un sistema informático registre sus contenidos y les mande publicidades relacionadas con sus gustos», explica Palazzi.

«Todos los días aceptamos ceder nuestros datos personales cuando usamos Google, por ejemplo. Uno comercia con sus datos sin darse cuenta», resume Palazzi.

Manuel Torino LA NACION

de traer consecuencias inesperadas; en el país hay mecanismos legales para defenderse

One Trackback

  1. […] de publicar y al aceptar ‘amigos’ qué estamos compartiendo y con quiénes. El abogado Miguel Sumer Elías comenta en un post sobre el tema, el caso de una chica que fue despedida por pedir licencia por enfermedad, mientras publicaba […]

Write a comment:

*

Your email address will not be published.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.