Por Clara Fraile

Facebook ha anunciado recientemente su intención de conectar los perfiles de los usuarios más pequeños con los de sus padres para que autoricen su presencia en la red y así legalizar su situación. Pero, ¿es esta red social el espacio más adecuado para que niños y niñas compartan información?

Para mantenerse en contacto con amigos y familiares o con la excusa de jugar a FarmVille, son miles los menores de 14 años que mienten sobre su edad para abrir un perfil en Facebook. Cabe recordar que la Ley española de Protección de Datos de Carácter Personal obliga a las redes sociales a denegar el acceso a los niños y niñas menores de 14, ya que no permite recabar datos de menores de esta edad sin el consentimiento de sus padres o tutores.

 De acuerdo a estas limitaciones legales, Facebook y Tuenti cierran diariamente miles de cuentas de menores. Sin embargo, es muy difícil hacer cumplir las restricciones de edad cuando los padres quieren que sus hijos accedan a este tipo de servicios. Para legalizar estos casos y evitar la mentira, Facebook ha anunciado su intención de ligar las cuentas de los más pequeños con los perfiles de sus padres.

 Las expectativas comerciales de la industria del entretenimiento son muy altas, por ello la compañía de Mark Zuckerberg está estudiando cómo obtener la autorización expresa de los progenitores. Lo que pretende es desarrollar controles parentales que permitan a los pequeños utilizar la red legítimamente y no crear un sitio separado sólo para niños.

 Las nuevas herramientas ofrecerían a los padres la posibilidad de aceptar o denegar las solicitudes de amistad y de decidir si los menores pueden utilizar o no determinada aplicación.  Pero la pregunta que nos hacemos en didaknet es si Facebook es un espacio apropiado para compartir entre adultos y menores.

 Muchos adultos utilizan de un modo inconsciente esta plataforma: no configuran las opciones de privacidad, comparten fotos indiscretas, cuentan detalles de su vida sexual… Nuestro temor, al igual que el de numerosos padres y tutores, radica además en la exposición de los chavales a un eventual ciberacoso y a ingente información sobre alcohol, drogas, etc.

Una red social es una herramienta de contacto con la sociedad, por tanto, al igual que conviene velar por las amistades y relaciones de los niños y niñas en el mundo offline hay que hacerlo en las redes sociales. No se puede responsabilizar del control de acceso a las propias redes, máxime sabiendo que los menores pueden colarse en ellas simplemente cambiando su fecha de nacimiento al registrarse.

Tal y como repetimos en nuestras charlas, la clave sigue estando en la creación de un clima de confianza entre padres e hijos, no en un control tecnológico ni en las prohibiciones. El camino que han de adoptar los adultos pasa por formarse en el uso de las redes sociales para poder advertir a los pequeños de los riesgos a los que pueden enfrentarse.

Fuente: DidakNet

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