Angela Merkel20/06/2013

La canciller alemana, Angela Merkel, quien hizo de anfitriona del mandatario norteamericano, señaló que la clave de este asunto es una “cuestión de equilibrio” entre seguridad y privacidad.

El presidente Barack Obama debió ceder ayer ante la presión de Alemania en particular y del mundo en general y anunció ante Angela Merkel que desclasificará parte del programa de espionaje masivo Prism (programa de vigilancia electrónica de información muy secreta) que emplean sus servicios de inteligencia. Obama se vio forzado a hacerlo en medio del escándalo que sacude a su gobierno por la relevación de que hizo un espionaje masivo de llamadas y sitios de Internet.

El Prism permite a Estados Unidos ingresar directamente en los servidores de nueve de las mayores empresas de Internet estadounidenses, como Google, Facebook, Microsoft y Apple, para espiar “contactos en el extranjero de sospechosos de terrorismo”, lo que llevó a Alemania a exigir explicaciones y a agregar el tema en la reunión bilateral de ayer. El presidente estadounidense se comprometió a difundir “parte de los programas” de espionaje cuando regrese a su país tras su viaje a Europa, que lo llevó primero a Irlanda del Norte para una cumbre del G-8 y ahora a Alemania. De acuerdo con sus propias palabras, el objetivo de esta desclasificación parcial será “compartir” con la ciudadanía cierta información “para que conozcan el alcance de los datos privados almacenados, los procesos de obtención de esa información y su uso” por parte de los servicios de inteligencia.

Por su parte, Merkel, quien aseguró recientemente que interpelaría al estadounidense sobre este particular, señaló que la clave de este asunto es una “cuestión de equilibrio” entre seguridad y privacidad. La canciller alemana añadió que el Ministerio de Interior seguirá colaborando estrechamente con sus socios estadounidenses en el ámbito de la seguridad. En una entrevista difundida el domingo por la radio pública alemana Deutschlandfunk, el ministro de Relaciones Exteriores germano, Guido Westerwelle, había anticipado que su país esperaba una “explicación” de Obama durante su visita a Berlín. En la citada entrevista, Westerwelle advirtió que ambos gobiernos “deben, en primer lugar, hablar sobre lo que realmente sucedió” y que Alemania ve “con gran escepticismo y reticencia” el espionaje que realiza Estados Unidos a través de su programa de gobierno Prism.

Frente a esta firme posición germana y a la indignación internacional, Obama explicó ayer que también va a intensificar su cooperación con sus socios alemanes para que tanto el Ejecutivo de Merkel como los ciudadanos alemanes “sepan que no se han cometido abusos”. “Damos la bienvenida a estos debates”, aseguró el jefe de la Casa Blanca tras hacer referencia a las estrategias que heredó de la administración del anterior presidente, George W. Bush, en materia de la denominada “lucha contra el terror”.

“Tenemos que encontrar el equilibrio adecuado y ser cautos en asuntos de inteligencia”, subrayó. El mandatario reveló también que “de los al menos 50 planes terroristas desbaratados” gracias al Prism, “algunos iban a tener lugar en Alemania”.

La difusión en Alemania del alcance del programa de espionaje masivo Prism desató una fuerte polémica, ya que los alemanes dan gran importancia a la cuestión de la privacidad y la protección de los datos personales.

Hace dos semanas, Edward Snowden, un ex empleado de la CIA de 29 años, filtró al diario británico The Guardian y al estadounidense The Washington Post que la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) y el FBI tienen acceso a millones de registros telefónicos amparados en la Ley Patriota, aprobada tras los atentados del 11 de septiembre de 2001. Posteriormente, los periódicos revelaron la existencia del programa secreto Prism, que permite a Estados Unidos espiar “contactos en el extranjero de sospechosos de terrorismo”.

Por otra parte, el espionaje realizado por el gobierno estadounidense a Associated Press (AP) “intimidó” a las fuentes que usan los periodistas para su trabajo, según advirtió ayer el presidente de esa agencia de noticias, Gary Pruitt. “Algunas fuentes confiables de largo tiempo se ponen nerviosas y ansiosas a la hora de hablar”, dijo Pruitt, quien acusó también al gobierno de haber “violado la zona de protección” que la Primera Enmienda de la Constitución concede a los periodistas. Pruitt señaló que esa “intimidación” de las fuentes está afectando no sólo a AP, sino también a otras organizaciones de prensa en Estados Unidos. El Departamento de Justicia recopiló de forma secreta los registros de 20 líneas telefónicas de AP entre abril y mayo de 2012 para investigar una filtración sobre seguridad.

Fuente: Página 12

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