Miguel Sumer EliasPor Pau Ravarino
14/07/2014
Cuando Miguel Sumer Elías se recibió de abogado a los 22 años sintió, como tantos otros, que a su profesión le faltaba algo más, una chispa.
Buscando entre aquello que realmente lo apasionaba supo entender que la informática no podía estar afuera de su vida y, casi sin darse cuenta, desde 1999 comenzó a fusionar profesión con vocación y a investigar cómo las tecnologías impactaban en la sociedad, en las organizaciones y en el Derecho.
Así fue como naturalmente se fue interiorizando cada vez más en estas cuestiones, fundando Informática Legal en el año 2000, dictando clases universitarias e incluso asesorando sobre firma digital, protección de datos personales, ciberdelitos y políticas de modernización del Estado Nacional en la Oficina Nacional de Tecnologías de la Información (ONTI) de la Presidencia de la Nación.Hoy se define como abogado especializado en Internet y tecnologías de la información, director de Informática Legal, y profesor titular de Derecho Informático en diversas universidades argentinas y latinoamericanas.“Con el boom de las redes sociales y los smartphones, a partir de 2009 los problemas de la vida no sólo se trasladaron el mundo digital, sino que en muchos casos se potenciaron. Así fue como comenzaron a incrementarse cada vez más las consultas de particulares, emprendedores, empresas y gobiernos en temas variadísimos vinculados a la tecnología”.

“Empecé a notar que en el mundo de los emprendedores prácticamente no se mencionaba la cuestión legal y se cometían errores muy comunes que podían evitarse. Entonces fuimos diseñando una serie de servicios y capacitaciones específicas para incorporarle un blindaje legal a los emprendimientos, proyectos y negocios digitales con el fin de reducir el riesgo jurídico lo máximo posible y generándole, a su vez, confianza e inspiración al emprendedor”. “Todo esto lo hago junto a un equipo de colegas súper especializados y apasionados por estos temas, así que da mucho gusto trabajar así”.

¿Cómo crees que está el país hoy en relación a la legislación vinculada a Internet?

Los aspectos generales están relativamente cubiertos pero se necesita un ajuste constante, pues los cambios se producen a un ritmo increíble. De todos modos soy de la idea de que no hay que legislar para Internet en particular, ya que las normas se aplican en todo sentido, e Internet es un medio más. A lo sumo hay que hacerles algunos ajustes y actualizaciones, pequeños “updates” que no alteren su esencia.
Por ejemplo, en el año 2008 se sancionó la Ley 26.388 de Delitos Informáticos que ajustó el Código Penal a las situaciones relacionadas con la informática que no estaban sancionadas, como ser la equiparación de las comunicaciones electrónicas al correo postal, y la incorporación del acceso no autorizado o el daño a datos o sistemas informáticos, entre otros nuevos delitos.

¿Y cuáles son los puntos más débiles de nuestra legislación?

La realidad indica que Internet va en una Ferrari y la legislación en una carreta
, y esto produce que toda regulación, tarde o temprano, quede obsoleta.

Propiedad Intelectual y Creative Commons

¿Qué pasa hoy con los derechos vinculados a la propiedad intelectual?

Ese es otro tema a legislar. La Ley 11.723 de Propiedad Intelectual es del año… ¡1933! Creo que en estos 80 años algo cambió, ¿no?
Esta ley hoy por hoy existe, es aplicable y nosotros, que somos la primera generación de usuarios de Internet, prácticamente la estamos violando a diario con la mayoría de las cosas que hacemos online. Esta norma beneficia a muchas industrias, pero simultáneamente es una traba a la libre distribución de contenidos y de cultura en la web. Como los tiempos cambiaron demasiado, sin dudas habrá que ajustarla y modernizarla buscando un sano equilibrio entre lo protegido y lo permitido: este será un debate impresionante que determinará la Internet de los próximos años.

¿Qué opinás de Creative Commons?

Si uno se despierta un día con creatividad e ideas nuevas, las puede expresar de múltiples maneras: escribir o diseñar algo, armar un sitio web, un Power Point, realizar una pintura, un software, una canción, sacar una foto con su celular…
Todas esas son creaciones que la ley las llama “obras” intelectuales. Entonces cada persona que tiene una idea y que la expresa de alguna forma tiene derechos como autor de dicha obra y puede hacer lo que desee, dándole los permisos o las restricciones que le parezcan.
De esta manera, por un lado podés encontrar por ejemplo a la industria cinematográfica que en cada película va a poner llamativos carteles de “advertencia y prohibido copiar”, y a otros que necesitan hacer viralidad de sus obras y te dicen “me encantaría que copies todo y lo difundas libremente, pero por favor no cambies nada, no lo vendas, solo citame, etc.”: de eso se trata un poco las licencias de Creative Commons.

¿Creés que el mercado hace algo para adaptarse?

Sí, fíjate que hace dos o tres años, era una práctica muy común que la gente se metiera en sitios “gratuitos” para ver películas online para buscar la forma de eludir al sistema sin pagar nada. Pero el sistema se dio cuenta del cambio cultural y ahora existen servicios de pay per view, películas, series, música on demand, etc. que la gente lo está pagando debido a su precio moderado y porque es 100% legal. Esto es parte de la adaptación a la nueva era: cambiar el sistema de negocios.

Cómo proteger la información: usar internet a conciencia

Miguel, ¿cuál es la mejor manera de proteger nuestra información?, ¿o ya estamos perdidos?
Y… parece que todo conduce a que diga que estamos perdidos pero prefiero no dar un mensaje tan pesimista (risas). Una de las mejores maneras de proteger nuestros datos es ser responsables con lo que nosotros mismos subimos a la web, incorporar a nuestras costumbres aspectos básicos de seguridad informática y conocer bien cómo funciona el “sistema” de Internet.
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¿Y cómo sería eso?

Hace varios años, cuando uno chateaba a través de los primeros servicios de mensajería online como mIRC, nadie ponía su nombre verdadero, sino un “nickname”, y al que no lo hacía se lo tildaba de inexperto. Ahora el que no pone sus datos verdaderos genera “desconfianza”, pero la paradoja es que también eso podría ser peligroso para su seguridad en el caso que suba demasiados detalles de su vida y de su entorno.
Antes para saber tus relaciones, amistades o preferencias tenían que seguirte durante un largo tiempo pero ahora esa información está disponible en segundos, subida por el propio usuario. Por eso mi consejo es que no hay que darle más información al sistema de lo que el sistema te saca por el mero hecho de usar Internet y redes sociales.

¿Qué nivel de conocimientos creés que tienen los usuarios de Internet sobre la seguridad de sus datos?

En realidad, la enorme mayoría de los usuarios de Internet no conocen formas concretas de prevención y de seguridad en la web, ni son conscientes de sus verdaderos riesgos, quedando así vulnerables a los peligros más elementales, que en la mayoría de los casos son imperceptibles. Entonces cualquier persona con conocimientos básicos de seguridad informática y malas intenciones, puede hacer prácticamente lo que quiera.
Por ejemplo, en YouTube ponés “cómo crear un troyano”, y te vas a encontrar con tutoriales que luego los ponen en práctica chicos de 8 años ¡y que además funcionan!

Me imagino que parte de la solución es la educación de los usuarios, ¿verdad?

¡Exacto! Por eso estoy convencido de que no es opcional tener que aprender las nociones generales de seguridad de la información, sino que tiene que ser prácticamente obligatorio tanto para chicos, como para adultos y educadores. Somos la primera generación en la historia que tiene que enfrentar esto y estamos aprendiendo a los tumbos ya que no hubo generación anterior que nos haya capacitado. Y mientras aprendemos, tenemos la obligación de capacitar a la generación de nuestros hijos. La responsabilidad es muy grande.
Por eso en Informática Legal desde 2007 estamos dando charlas en colegios, instituciones educativas y empresas sobre el uso seguro y responsable de Internet y redes sociales, con el fin de que las nuevas herramientas sean utilizadas con mayor eficacia, conciencia y responsabilidad. Si a uno le gusta agregar a medio mundo, subir toda su vida a la web u opinar sin filtros después no debe sorprenderse si los extraños saben demasiado de uno o si en un futuro les cuesta conseguir trabajo por la mala reputación online que tienen.

¿Te quedaste con ganas de saber más? Paciencia, en unos días, la segunda parte de la nota a Miguel Sumer Elias: Phishing, Troyanos y Malware: Cómo no caer en la trampa.

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