Los profesionales que se encarguen de hacer envíos de email marketing deben tener en cuenta las nuevas formas de definir el spam, o correo basura, para evitar que todo su esfuerzo se vaya a la carpeta de no deseado.

Según una encuesta de Epsilon, el 83% de los consumidores define spam como un envió que intenta engañarlos para abrirlo, el 76% considera que esta definición también incluye a remitentes desconocidos, mientras que el 73% cree el correo no deseado es el que se recibe sin haber pedido una suscripción.

La investigación reveló que el 39% cree que el spam incluye a cualquier envío no pedido y que el 31% de los encuestados creen que se trata de misivas enviadas por empresas con las cuales se ha establecido una relación comercial.

Estas dos últimas definiciones crean nuevos desafíos para los anunciantes ya que ahora no se trata solo de conseguir el permiso de los consumidores sino que hay que trabajar la relevancia y la frecuencia.

Entonces para evitar perder a clientes valiosos, los anunciantes deberían vigilar de cerca las conductas que indican que un determinado usuarios ya no está interesado en los envíos.

En este sentido no es suficiente contentarse con manejar las peticiones de baja y las quejas sino que los anunciantes deben ajustar sus políticas de frecuencia, segmentación y de elaboración de contenido para ajustarse a la nueva realidad social.

Fuente: MarketingDirecto.com

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