Emeleroxtracto de la entrevista a Daniel Melero realizada el Lunes 16 de noviembre de 2009 por Pagina 12.

DANIEL MELERO HABLA DE PORQUE PRESENTA EN VIVO ESTA NOCHE

“Una buena canción tiene que ser como un vehículo”

El nuevo álbum del cantante, que está entre lo mejor de su carrera, trae diez temas producidos –y en algunos casos compuestos a medias– por integrantes de Babasónicos, quienes además oficiaron de banda para la grabación.

Por Roque Casciero

–Otra vez los vínculos.–Sí, es monstruoso cómo hoy cualquier acción puede ser parte de la obra de otro. Por ejemplo, hoy podría hacerse una narración sobre la biografía de alguien sencillamente con las cámaras de seguridad por las que se cruza desde que se levanta a la mañana, incluida la de la computadora si estuvo hablando por internet. Ahora uno puede aportar su cámara a Google Street, para que la gente vea un lugar a través de la cámara de uno, lo cual elimina la cualidad humana de poder mentir acerca de dónde está. Es horrendo eliminar eso, produce una sinceridad eunuca. Muchas veces los celulares con cámara también hacen que uno no pueda mentir. Es una vergüenza…

–Al final, la modernidad resultó una porquería.

–Claro (risas). Uno antes se impresionaba cuando los japoneses bajaban de los micros con sus cámaras, pero ahora ve a los que van a recitales, especialmente a los grandes. Esos shows –sean de Divididos, Valeria Lynch o de Depeche Mode, porque a cierta distancia son todos iguales– son una representación de un imperio, y los que van con el celular ven ese imperio a través de una pantallita y lo suben a YouTube: es como un falseo de la memoria y del haber estado. Entonces, es una ausencia, es no haber estado y haber mandado a un aparatito: arriba hay un marco gigante que el que filma se pierde, porque una foto o una filmación es siempre achicar un cuadro. En “Celular” voy sobre la idea de que celular soy yo, no un aparatito, déjenme de embromar. Es ese tipo de temas con letra seudocientífica que siempre meto en los discos, suelo tener ese rubro. También hay algo de eso en “Nueva era”.

–En esa canción dice “Nada lo resuelve un fotolog ni un myspace”. Haberla puesto al principio del disco es…

–(Interrumpe) Un statement, una afirmación poderosa. El tema que iba a abrir el disco es “Porque sí”. Pero tengo una mitología de que el penúltimo tema de los discos siempre es el peor (risas) y como no quería poner a ninguno ahí, dije: “Pongamos al que era el primero en el lugar de la molestia.”

–“Nueva era” también tiene una especie de anzuelo: no se puede evitar preguntarle por esa letra.

–Claro. No es que esté en contra de las redes sociales, sencillamente creo que los vínculos son otros. Esas relaciones muchas veces son bastante pueriles: se denomina “pedir amistad” y la amistad no se pide. “Agregar amigos…” Ahí hay un maltrato al concepto que engloba la palabra amigo y una manera muy superficial de juzgar las relaciones, inclusive las de disgusto. Mis relaciones son orgánicas, son celulares. Obviamente, hago uso de esos recursos, hablo por Skype, pero es porque el vínculo real existe. En general, la idea de entrar a un chat y no saber con quién estás hablando me resulta parecido a que un tipo pase corriendo por una plaza y empiece a hablarte. Probablemente sigas caminando sin darle bola. Y si te dice “Quiero ser tu amigo”, mucho peor. Pero en ese falseo de la relación aparentemente funciona. Es una locura. Nada de tus dudas, de tu verdadera vida, pasa por ahí. Es una exposición que utilizan como base de datos los que diseñan qué venderte, básicamente.

–En esa canción habla de “esto es bueno, esto es malo”. En definitiva, se crea una nueva moral.

—¡Sí! Es una moral, pero creada por la interfaz. Lo máximo que uno puede hacer es cambiarle la decoración a la interfaz, pero el diseño de la moral está en las posibilidades que otorga ésta. Y todas esas interfaces piden que uno les dé bases de datos: está disfrazado de simpático algo que unos años atrás nos hubiera parecido terrorífico. Es increíble. Y después está el robo de identidad: tengo tres Facebook y tres Myspace y ninguno es mío. Las empresas se preocupan porque un chico se baja MP3, pero a nadie la preocupa que roben la identidad. Y es uno quien tiene que ocuparse de denunciar eso, y por ahí es el último que se entera. Una vez vino un músico a protestarme porque no lo había aceptado de amigo en mi Myspace y yo ni sabía que tenía uno (risas). Hasta me producía conflictos en la vida real… Pero hubo una peor. Una de las peores cosas que podés hacer a la noche es googlearte: cometí ese error y vi que tenía un Facebook, así que entré a verlo. Ahí vi que me había escrito la madre del que era el mejor amigo de mi adolescencia avisándome –mejor dicho, avisándole al falso Melero– que mi amigo murió. La mujer cree que me lo dijo a mí. Y yo no le contesté. Y tampoco le contestó el falso Melero. Para ella, yo era el amigo entrañable de este pibe. ¿Quién se hace cargo de esa decepción? A mí me afectó mucho, casi me pongo un Facebook para escribirle, porque para peor no podía contestarle. Fíjese cómo la interfaz llevó a esta mujer a comunicarle a un falso Melero algo que para ella era profundo y doloroso. ¿Cuántos casos así habrá?

–Es especialmente interesante que usted reflexione sobre estos temas porque está la idea de que vive pegado a la computadora.

–Sí, y no es tan falaz (risas). Uno de los lemas de los dos Diegos para este disco fue: “Hay que sacar a Daniel de la computadora”, como si estuviera “adentro” de la computadora. Siempre me llama la atención que la gente “entra” a Internet, cuando en realidad está sentada frente a la computadora, no entra a ningún lado.

–Viejo vicio de la época del dial up, ¿no?

–Claro, pero hoy por poco internet viene y te pone un puerto en la cabeza.

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