Por Federico Monti

Sentada frente a la Netbook que le regalaron sus padres, la niña de 11 años chatea=dialoga con sus contactos=amigos cosechados en Facebook en poco tiempo. Todo ocurre en la cocina de su casa a menos de un metro de su madre, que está preparando la cena.

Aunque a simple vista se trata de una habitual postal de estos tiempos, el uso de las redes sociales por parte de los menores encierra un riesgo latente que puede desatar una verdadera pesadilla para chicos y grandes con graves daños psicológicos.

Todo empieza cuando alguien, generalmente un mayor con amplios conocimientos de informática sin llegar a ser un hacker, se apodera (roba) de una cuenta y de sus contactos, con los que empieza a relacionarse -simulando ser el dueño real- a través de la red, una “tarea” paciente que a veces demanda varios meses.

De repente se entabla un diálogo diferente, pero sutil, entre dos contactos, uno de los cuales oculta al mayor que se apoderó de la cuenta pero sin despertar sospecha alguna, ya que se supone que detrás está la misma persona de siempre. Del otro lado, un menor en peligro que cree estar ante uno de sus “amigos”.

La conexión entre uno y otro se desarrolla de manera privada, con lo cual el resto de los contactos desconoce el contenido de sus conversaciones virtuales.

Este ida y vuelta se hace cada vez más íntimo, aunque sólo uno -el mayor, obvio- es quien lleva las riendas de la relación. En algunos casos el “adulto” simula ser un amigo virtual, en otros un conocido de los padres del menor, claro que con un nombre falso. Lo cierto es que a esa altura la persona que está actuando es un “Grooming” del universo virtual, más conocido en el mundo real como pedófilo.

El dominio sobre el menor crece a medida que va revelando sus “secretos” -aquellos que no se anima a confiarle a nadie- a su “amigo”, quien también le cuenta los suyos, aunque con una gran diferencia: todo es una gran farsa.

A esa altura de la “amistad” entablada el niño o la niña, sin saberlo, ya se encuentra inmerso en una telarañas de la que no podrá escapar solo.

Entonces el contacto “confidente” empieza a ejercer su dominio y a mostrar su cara más perversa y depravada. Seguro de que su “juego” seduce la curiosidad del menor, empieza a proponerle una serie de “actuaciones” frente a la webcam de su computadora que poco a poco van subiendo de tono hasta transformarse en actos de corte sexual. Todo para alimentar a una mente enferma.

Esta tenebrosa descripción no forma parte del guión de una película sino que, con detalles aún más escalofriantes, figura en expedientes que investiga la Justicia de Junín desde fines del año pasado como posible hechos de abuso y corrupción de menores.

Uno de los casos que instruye una de las fiscalías a partir del mes de noviembre del año pasado. Y a pesar del hermetismo lógico en este tipo de causas, donde hay chicos involucrados, el titular de la Unidad Funcional de Instrucción y Juicio Nº 5, Sergio Terrón, contó a LA VERDAD el expediente a su cargo tiene como víctima a una niña.

Casos denunciados

“Lo que puedo afirmar es que todo empieza cuando alguien, que siempre es un mayor, roba una cuenta y sus contactos y empieza a usarla como si fuera la persona -un menor- que la creó. Así llega a relacionarse con alguien en particular hasta que ocurren estos hechos que fueron denunciados”, explicó.

El fiscal precisó que “el caso que estoy instruyendo es el de una nena a quien la persona que la contactaba” la convenció y, de alguna manera, también la presionó para “quitarse la ropa frente a la webcam y filmarla”.

Lo más grave de todo es que ese video fue enviado a la nena y después subido a You Tube, “donde incluso llegaron a verlo algunos de los amiguitos de la víctima, aunque después lo sacaron cuando se hizo la denuncia”, afirmó Terrón.

Sobre los pasos de la investigación, el funcionario reveló que “tomamos contacto con una de las sedes de Facebook en Palo Alto, California, para conocer detalles técnicos de estas maniobras, ya que es mucho el desconocimiento que hay, principalmente sobre este tipo de delitos”.
En ese sentido detalló que “todo parte de una maniobra que después se transforma en un engaño. Y si bien en mi fiscalía tenemos un caso, hay al menos cuatro más que se están investigando en el Departamento Judicial de Junín”.

Según explicó, los seguimientos resultan “complicados” porque requieren de un trabajo “muy paciente” y técnico” para llegar al autor del hecho.

“Incluso -aclaró- es difícil tipificar el delito, aunque por ahora estamos trabajando bajo la figura de un presunto abuso y corrupción de menores”.

Por otra parte analizó que “es gravísimo” el daño psicológico que se causa en un chico de 10 ó 12 años, ya que hasta el momento en que se revela lo que está ocurriendo pasa mucho tiempo, y mientras tanto el menor atraviesa un “proceso de presiones y hasta de amenazas de contarle todo a sus padres” por parte del autor del hecho, para que mantenga todo en secreto.

Por eso aconsejó que los padres deben “seguir de cerca” las relaciones que sus hijos tienen a través de las redes sociales. Y fue más allá: “Conocer las claves de ingreso a las cuentas de los chicos es una forma de controlar; de hecho muchos padres autorizan a sus hijos con esa condición”.

Junto a las víctimas

El otro costado de esta modalidad delictiva virtual está centrado en el acompañamiento y la orientación de los padres de los menores que se transformaron en blanco de una mente depravada.

El director de la Oficina de Asistencia a la Víctima de la Municipalidad, Andrés Rosa, señaló a LA VERDAD que si bien por ahora no tienen conocimiento de que se hayan registrado nuevas denuncias, “desde el mes de noviembre de año pasado, aproximadamente, hay cinco hechos” que investiga la Justicia.

El funcionario explicó que “cuando tomamos conocimiento de los primeros casos nos acercamos a los padres de los chicos afectados para brindarles contención y acompañamiento tanto en el aspecto psicológico, legal e incluso social”.

Rosa puntualizó que los menores que fueron víctimas de estas maniobras “están o estuvieron bajo tratamiento psicológico” porque “el daño que sufre un chico después de soportar semejante tortura es terrible y le lleva mucho tiempo superarlo”.

Desde Asistencia a la Víctima “mantenemos contacto con la familia para asistirlos en todo lo que necesiten, haciendo de vínculo con autoridades del Ministerio Público”.

Para tener una noción aproximada de la incidencia del mundo virtual sobre los menores es necesario conocer algunos datos: En Argentina el 95% de los adolescentes tiene acceso a Internet; el 40% tiene conexión en su casa, pero el 60% restante accede desde un locutorio o ciber sin ningún tipo de control por parte de mayores; el 70% de los chicos de entre 13 y 17 años tiene blog propio o visita el blog de amigos, y el 75% de esa misma franja tiene perfil personal en alguna red social (la mayoría en Facebook).

“Es necesario que estemos informados y capacitados respecto de todo esto que pasa a nuestro alrededor, porque si no es muy difícil proteger a los chicos”, puntualizó Rosa.

Y agregó: “Son muy pocos los casos que se conocen sobre el accionar de los ‘Grooming’ -así se define la conducta de un pedófilo en las redes sociales-, porque esa persona va llevando a su víctima hasta cometer un delito de índole sexual. Después los niños o niñas se sienten muy avergonzados y generalmente no cuentan nada, incluso ese secreto lo guardan para siempre”.

Investigaciones complejas

En aquellos casos que los menores revelan lo que están padeciendo -lo hacen con un amigo o hermano, nunca a sus padres- las investigaciones para detectar al depravado resultan sumamente complejas y requieren del asesoramiento de especialistas en delitos informáticos.

Pero además hay otro escollo: el vacío legal, ya que en el Código Penal no está previsto este delito del mundo virtual.

Sin embargo ya fue presentado un proyecto que tiene media sanción en el Senado para incluir el artículo 128 bis, que contempla la figura del “Grooming” con una pena que va de seis meses a cuatro años de prisión.

“Este artículo involucra dos cuestiones: la integridad sexual y psicológica del menor. Por eso es necesario que esta iniciativa se legisle lo antes posible; si no somos concientes de lo que está ocurriendo con nuestros chicos en el mundo virtual vamos a estar en problemas”, alertó el director de Asistencia a la Víctima.

Fuente: La Verdad

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